El arte y la cultura se hacen presentes en la Semana de la Memoria y los Derechos Humanos Ronald Wood
Autor: Consuelo|
El martes 17 de mayo, se realizó un conversatorio junto al destacado actor nacional Héctor Noguera, Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales, para hablar de la relación entre el arte y los derechos humanos. “El arte es una necesidad humana, igual que los Derechos Humanos”, fue unos de los pilares que instaló el artista.
Héctor Noguera habló de la importancia de la memoria y la necesidad de recordar. En este sentido, comentó que si la sociedad reconociera que el ser humano tiene la necesidad de recordar, se entendería que practicar el arte constituye un derecho.
“Todo tiene que ver con imaginar. La educación debería acompañar a los niños y jóvenes en su creatividad y su creación, pero no se hace, y ahí se está quitando un derecho, porque están coartando la imaginación”, manifestó.
Por otra parte, el actor conversó del proceso de transformación que se esta viviendo en Chile con la perspectiva de una Nueva Constitución. “Es también un trabajo de imaginación de lo que queremos lograr. Me alegra estar en este periodo de la historia de Chile donde se está escribiendo una Nueva Constitución, porque imaginamos el tiempo y lo debatimos. Nunca antes habíamos sido tan conscientes del país que tenemos, hasta que nos pusimos a escribir un país distinto. Ahí está la memoria y la imaginación de futuro, y todo ello es un derecho vital, que se vincula con querer transformar”, explicó Noguera.
En esa línea del arte y las culturas, el miércoles 18 de mayo se presentó en el Auditorio René Zorrilla de nuestra Casa de Estudios la motivadora obra “Los Invasores”, representada por estudiantes y participantes del Taller de Teatro de la UTEM, a cargo de la reconocida actriz Jacqueline Boudon.
“Los Invasores” es un considerado un clásico de la historia del teatro chileno. Es una pieza escrita por el reconocido dramaturgo Egon Wolf, también Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales, se estrenó el 19 de octubre de 1963 en la Sala Antonio Varas de la Universidad de Chile bajo la dirección de Víctor Jara.
El relato de la obra se desarrolla en la mansión de los Meyer, una acaudalada familia que tiene el presentimiento de que perderá todo a manos de los desposeídos. Una pesadilla que poco a poco se irá volviendo real y que deja en evidencia las injusticias sociales y el turbio origen de la fortuna de los protagonistas.
Al finalizar la obra teatral, se dio un espacio de dialogo entre los espectadores y los actores. Uno de los grandes temas planteados fue cómo, a pesar de ser una obra creada a inicios de los 60, su temática referida a las diferencias sociales conserva plena vigencia a pesar del paso de los años.